Un granito de arena
En pasadas semanas tuve la oportunidad de darme una escapada a las playas de Ixtapa y Zihuatanejo. Un hermosísimo destino turístico de las costas del Estado de Guerrero en mí querido México. Llevaba ya varios meses planeando el viaje cuando surgió el asunto de la crisis epidemiológica. Afortunadamente para mi, gracias a que miles de vacacionistas extranjeros cancelaron sus viajes a nuestro país, el hospedaje me salió significativamente mas económico de lo que tenia proyectado.
Mi instinto mercadológico no me falto un minuto y mientras viajaba de ida note la urgente necesidad de mejores caminos y medios de transporte terrestre hacia Zihuatanejo. Platicando con un nativo de Zihua, me comenta que estaba en propuesta la construcción de una autopista pero que los dueños de la tierra querían cobrar la tierra muy por encima del valor de esta. No se dan cuenta que mejores caminos significa mayor movimiento.
Mi instinto mercadológico no me falto un minuto y mientras viajaba de ida note la urgente necesidad de mejores caminos y medios de transporte terrestre hacia Zihuatanejo. Platicando con un nativo de Zihua, me comenta que estaba en propuesta la construcción de una autopista pero que los dueños de la tierra querían cobrar la tierra muy por encima del valor de esta. No se dan cuenta que mejores caminos significa mayor movimiento.
La intensión primordial de realizar este viaje era la de olvidarme un poco del mundo, jeje, descansar y tener el tiempo para pensar en lo que quiero para el futuro. Definitivamente descanse, eso ni negarlo, hice algunas actividades como el snorquel pero la mayor parte del tiempo la pase acostada en un camastro frente a la playa, leyendo Una Serie de Catastróficas Desdichas de Lemoney Snicket (se que es un cuento para niños, pero es simplemente excelente) y pensando en mis planes futuros, mientras caía la tarde.
Fui a visitar la playa de Las Gatas, una preciosa playa para practicar snorquel y comer sabroso. Me habían recomendado unas cabañas en este lugar (Owen Lee’s Las Gatas Beach Club), lugar que había buscado incansablemente en internet para ver la posibilidad de reservar ahí y llevarme una experiencia mas rustica que hospedarme en un hotel de 4 estrellas. Los teléfonos nunca funcionaron y cuando por fin estuve físicamente ahí, me di cuenta que se encuentra en completo abandono. Platicando con el mesero que me atendió en esa playa ese día, me comenta que fue cerrado desde hace tiempo, pero que no sabe realmente por que. Platicando con el guía de turistas de un paseo a la Isla de Ixtapa al día siguiente, me comenta que posiblemente solo este funcionando en temporada de spring break, sin embargo el estado de abandono en que encontré las cabañas va más allá de unos meses… Al final de cuentas no hubo alguien que supiera darme razón de esto, que a pesar del deterioro, me fue evidente que en sus buenos tiempos debió ser muy agradable. Sería excelente reactivar el lugar, organizar excursiones de fin de cursos con universidades, programas motivacionales para empresas y cosas por el estilo.
Como mencione anteriormente, hice un paseo con guía turístico a la Isla de Ixtapa con un costo aproximado de 35 USD, incluía la transportación terrestre, la lancha de ida y vuelta, alimentos y el guía para snorquel. Pocas veces utilizo la modalidad de visitas guiadas o tours, soy bastante individualista en ese sentido y no me gusta andar en grupo moviéndome de un lado a otro. Pocas son las experiencias de tours guiados que pueda decir que realmente valen la pena; uno de ellos es el recorrido de día de muertos del tren turístico de mi ciudad natal (Cuernavaca), resulta fascinante, sobre todo si se toma el de la media noche. Otro que fue excelente, fue un tour por las calles de Paris, la zona bohemia principalmente, pues la guía a pesar de no ser de origen francés se sabia de todas todas en las callejuelas que nos recorrió.
Desgraciadamente el tour a la Isla de Ixtapa me pareció bastante deficiente. El guía tenia un excelente domino del ingles, hay que reconocerlo, pero no supo darme información relevante de los lugares que visitamos, el menú servido, a pesar de mi complexión delgada no me sacio, y nos cobraron la renta del equipo del snorquel, cosa que pensé estaba incluido. Una vez en la isla el guía se esfumo y cada quien jalo para su lado, cosa que no esta mal, pero realmente esperaba más. Haciendo cuentas, hubiera gastado menos yo sola y hubiese sido prácticamente lo mismo que ir en el tour. Creo que la capacitación continua y exhaustiva de los guías turísticos es un punto calve aquí, pude haber pasado el asunto de los alimentos y la renta del equipo, pero que preguntara cosas sobre el lugar y el guía evadiera la pregunta no lo puedo pasar.
La zona de artesanías en el centro de Zihua, también deja mucho que desear… y no por que el lugar este desordenado, sucio y te sientas acosado por vendedores, si no por que no encuentras artículos representativos del lugar, mas allá de llaveros con forma de delfines, lagartijas y ranas, playeras con los mismos estampados, bueno una que otra del Che (¿Qué tiene que ver el Che con Zihuatanejo?), prácticamente todos los artículos son fáciles de conseguir en cualquier otra parte. Concluyo en que le falta identidad. Cuernavaca es la ciudad de las eterna primavera y algo muy representativo de mi tierra son las flores, Irapuato por ejemplo es reconocido por las fresas y así muchas ciudades más, pero más allá de las ranas del Sr. Frogs en Zihua no encontré algo característico.
No pude olvidarme del mundo… Y es que cuando te encuentras en una playa prácticamente desierta, un hotel a su 30% de capacidad y que básicamente los visitantes son personas de procedencia mexicana, ósea casi nada de turismo extranjero gracias a una alarma de pandemia, te das cuenta de lo mucho que nos necesitamos entre compatriotas. No soy experta economista, pero resulta obvio y salta a la vista que es de vital importancia fomentar el turismo en nuestro país. El turista extranjero tardara en regresar a nuestros destinos y mientras tanto, todos aquellos que viven de este sector de nuestra economía, la están pasando dura.
Con todo, la pase de maravilla puesto que si algo he aprendido es a disfrutar todas las experiencias, aunque nunca sepas en realidad si serán buenas o no hasta que las experimentas.
Algo que decidí durante mis vacaciones, es visitar destinos nacionales con mayor regularidad, no es que vaya a las Europas cada tres meses, pero creo que una escapada de fin de semana al mes a algún lugar cercano a mi residencia es una excelente opción para contribuir a reactivar la economía turística de ese lugar, como dicen poner mi granito de arena.
Regreso a mi actividad normal y me entero que los hoteles bajaran sus tarifas aun mas, para atraer turismo, situaciones desesperadas ameritan acciones desesperadas. Pero va mas allá de bajar tarifas y no se trata de que el gobierno solucione todos los problemas. Es importante que la sociedad entienda que el turismo es importante para el desarrollo del país y debemos estar en constante preparación para ser buenos anfitriones en nuestra localidad y empezar por los lugares que tenemos en las cercanías para vacacionar, distraernos, conocer o simplemente pasar un buen rato.
Mi próxima parada, Teotihuacán. 27 años de vida y no conozco Teotihuacán, que vergüenza!!!