3.- Motivar para la venta
Primero que nada debemos preguntarnos que es lo que nos motiva a trabajar, cual es la finalidad que perseguimos, que nos mueve a levantarnos cada día e ir a trabajar.
En un principio trabajamos para subsistir, para cubrir nuestras necesidades básicas. El trabajo nos dota de recursos para obtener lo que necesitamos. Fácilmente caemos en la búsqueda de la superabundancia material, vivimos en una era de consumismo en la que el valor se define por la cantidad de bienes que se poseen.
Lo cual llega a representar un problema, “tengo que trabajar para disfrutar de los bienes que deseo, pero por estar trabajando no puedo gozar de los mismos”, esto se desborda en un sentimiento de carga que debemos soportar como consecuencia de nuestros deseos.
Por la búsqueda de la superabundancia, se generan ambientes laborales de continua lucha de poder, de lucro y consumo extremo que perjudica directamente la satisfacción de los clientes, si no es hábilmente manejada.
Para poder superar estas situaciones, o por lo menos encausarlas positivamente, debemos buscar motivaciones más altas, que rebasen el bienestar superfluo. ¿Y como lo logramos si estamos inmersos en este bombardeo de “para ser, hay que tener”?
Lo que mucha gente no se da cuenta es que el trabajo es el mejor lugar para desarrollar capacidades, habilidades, ampliar horizontes y mejorar como seres humanos. Aquellos que alcanzan el gusto y la satisfacción por el trabajo debido al esfuerzo que lleva por si mismo, ¡no son masoquistas!
El trabajo es un formador del hombre, solo una estrategia enfocada a generar una cultura que destaque los valores positivos del trabajo, alcanzara el objetivo de tener entre sus filas a la mejor gente trabajando para la mejor empresa en busca de la satisfacción de las necesidades de la sociedad en que se encuentran.
En un principio trabajamos para subsistir, para cubrir nuestras necesidades básicas. El trabajo nos dota de recursos para obtener lo que necesitamos. Fácilmente caemos en la búsqueda de la superabundancia material, vivimos en una era de consumismo en la que el valor se define por la cantidad de bienes que se poseen.
Lo cual llega a representar un problema, “tengo que trabajar para disfrutar de los bienes que deseo, pero por estar trabajando no puedo gozar de los mismos”, esto se desborda en un sentimiento de carga que debemos soportar como consecuencia de nuestros deseos.
Por la búsqueda de la superabundancia, se generan ambientes laborales de continua lucha de poder, de lucro y consumo extremo que perjudica directamente la satisfacción de los clientes, si no es hábilmente manejada.
Para poder superar estas situaciones, o por lo menos encausarlas positivamente, debemos buscar motivaciones más altas, que rebasen el bienestar superfluo. ¿Y como lo logramos si estamos inmersos en este bombardeo de “para ser, hay que tener”?
Lo que mucha gente no se da cuenta es que el trabajo es el mejor lugar para desarrollar capacidades, habilidades, ampliar horizontes y mejorar como seres humanos. Aquellos que alcanzan el gusto y la satisfacción por el trabajo debido al esfuerzo que lleva por si mismo, ¡no son masoquistas!
El trabajo es un formador del hombre, solo una estrategia enfocada a generar una cultura que destaque los valores positivos del trabajo, alcanzara el objetivo de tener entre sus filas a la mejor gente trabajando para la mejor empresa en busca de la satisfacción de las necesidades de la sociedad en que se encuentran.